Es un platillo que prepara mi suegra (de Graná) pero con el que nunca me había atrevido, igual que me sucedía con lo de hacer un blog, que siempre decía que lo haría y al final... ha llegado el día.
Aviso de que no es apta para aquell@s a quienes no os guste el huevo o le tengáis alergia.
Namasté!
Por cierto, no me ha salido tan buena como la de ella pero casi, casi...
Todo se andará ;)
SOPA DE HUEVO
En una olla he puesto unos 3 litros aproximadamente de agua.
He añadido un hueso salado (de los que se usan para el caldo), unos trocitos de jamón serrano, unas cortezas de lo mismo y tres patatas por comensal, en este caso he usado 18 patatas (medianas tirando a pequeñas).
Lo he puesto al fuego.
He cogido dos huevos (eran pequeños) y he separado claras y yemas.
Con las yemas, un poquito de sal, otro poco de limón y un bastante de aceite de girasol he hecho una mahonesa.
La he guardado en la nevera.
Las claras las he reservado también pues más adelante hay que usarlas.
Cuando las patatas han estado listas, he apartado la olla del fuego y con cuidado las he sacado.
He metido en la olla unas colas de langostino cortadas a trocitos y las claras que tenía guardadas.
Tras esperar cinco minutos a que la temperatura del caldo bajase, a la mahonesa que tenía en la nevera le he añadido un chorrito de vinagre y lo he mezclado bien a fin de que la mahonesa se clarifique un poco y después, muy lentamente para que no se corte, un poquito del caldo resultante en la olla
Después, y ya para acabar, he echado esta mezcla en la olla, de nuevo muy lentamente pero removiendo con cierta velocidad el líquido que va entrando en la olla, y ¡listo!
Un par de patatas en el plato bien chafaditas con un tenedor, dos buenos cucharones de sopa con sus correspondientes tropezones y ¡a comer! ;)
NOTAS:
HEMOS probado el caldo con unas rebanadas finas tostadas de barra de pan, como lo hace mi suegra, y he de decir que, de 6 comensales, 4 hemos coincidido en que estaba más buena con pan que con patatas.
ESTA sopa se puede calentar las veces que se desee, pero conviene hacerlo en fogón en lugar de microondas porque hay que removerla constantemente ya que, si llega a hervir, podría cortarse la mahonesa y la estropearía.
EL EQUILIBRIO DE LA FUERZA
Sopa de huevo.
Agua y aceite.
Habitualmente, enemigos irreconciliables, como muchos aspectos de nuestra vida.
¿Cómo hacer, pues, para conciliar dos fuerzas que están generando un conflicto interno, al igual que sucede en esta receta con el agua y el aceite?
Para empezar habría que ver el conflicto como habitualmente no lo vemos: como la antesala del Equilibrio, y no como todo lo contrario.
El conflicto pone de manifiesto partes de un Yo que luchan por salir, por ser reconocidas y aceptadas.
Por ser vividas.
Pero muchas veces sucede que son contrarias, al menos a primera vista, y hay que devanarse los sesos para encontrar la forma de hacerlas trabajar juntas, para encontrar la forma en que ninguna anule a la otra, sino todo lo contrario.
Y ese camino es la Disciplina, el poder de la Retro-alimentación.
Un ejemplo:
Llegan las vacaciones, y uno tiene muchos planes, muchas cosas por hacer. Hay que aprovechar el tiempo.
Pasan los días y la idea del descanso y del "ya lo haré mañana" se instala en nuestra mente y, de paso, en nuestro sofá.
Siguen corriendo los días y uno no cambia de actitud, pero se siente mal consigo mismo.
Al final, el resultado es que uno vuelve más cansado de las vacaciones.
¿Qué ha sucedido aquí?
Obviamente, es más que comprensible la necesidad de descanso, pero hay que ponerle freno desde el mismo momento en que nos causa malestar ya que es síntoma claro de que existe un conflicto interno.
Cambiemos la imagen.
Supongamos que, tras unos días de asueto, uno empieza a hacer algunas de las cosas que había pensado.
Al principio cuesta, pero una vez ha empezado, comienza a disfrutar de lo que está haciendo.
Se siente mejor consigo mismo; está contento y orgulloso, y esa sensación le anima a seguir con los planes que tenía marcados, y el ciclo continúa.
A la vuelta de vacaciones, si bien es obvio que añorará los momentos vividos, también es cierto que volverá con nuevas energías.
La diferencia es apreciable, ¿no es cierto?.
Volvamos a suponer, esta vez una tercera alternativa.
Supongamos que uno, en un ataque de euforia, intenta llevar a cabo todo lo que había ideado hacer, lo cual es más que probable se trate de una lista interminable.
El resultado será el mismo que el de la primera suposición: agotamiento físico, mental y emocional, aunque se habrá llegado a ello por un camino distinto.
La esencia, la misma: conflicto interno provocado por querer vivir sólo un lado, usar sólo una fuerza, y no ambas.
Usa la Disciplina para vivir, no para perder la Vida; y no pierdas la Vida por temer la Disciplina.
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